martes, 3 de abril de 2012

Viene un Gran Enfriamiento Global, probablemente

La expresión "cambio climático" refleja una realidad incuestionable: el clima no es, no ha sido, ni será nunca estable. Según los estudios geológicos prueban, los últimos diez mil años han sido sorprendentemente suaves climáticamente respecto a lo "normal".

El concepto de "efecto invernadero", sin embargo, carece de valor científico. El trabajo de Gerhard Gerlich, del Instituto de Física Matemática, de Alemania, y Ralf D. Tscheuschner, Falseamiento del Efecto Invernadero del CO2 dentro del marco de la Física (en inglés), se extiende sobre los sinsentidos del ficticio efecto. Ya en su resumen inicial escriben:"[el efecto invernadero] esencialmente describe un mecanismo ficticio, en el cual la atmósfera planetaria actúa como una bomba de calor conducida por el entorno, con el cual está radiativamente interactuando, pero radiativamente equilibrado con el sistema atmosférico. Conforme a la Segunda Ley de la Termodinámica tal máquina planetaria jamás puede existir". Y en la página 15, afirman: "La sección 3 está dedicada al efecto invernadero atmosférico. Se muestra que este efecto no tiene fundamentos experimental ni teórico, y debe ser considerado ficticio. La afirmación de que las emisiones de CO2 conducen a un cambio climático antropogénico no tiene base en la Física". Además de los razonamientos teóricos descartando el mencionado efecto, describen distintos experimentos que refutan su existencia.

No es el objeto de esta entrada discutir su existencia, sin embargo es bueno mencionar esa opinión para comprender lo subsiguiente. La misma opinión de estos casi setecientos firmantes ante el Senado de EEUU, o estos tres científicos japoneses; también 166 firmantes contra la reunión de Copenague, o los firmantes contra la reunión de Bali, reuniones puramente políticas sin peso ni representación científica, algunos de cuyos firmantes han alardeado de su ignorancia científica firmando, con gran voluntad ecológica, contra la producción y distribución del muy peligroso (según su ignorancia) dihidruro de oxígeno (H2O).

El pasado mes de enero, el MET Office, servicio meteorológico inglés, y el Climatic Research Unit (CRU), de la Universidad de East Anglia, de Inglaterra, han reconocido, por fin, basándose en datos de más de 30.000 observatorios meteorológicos, que el clima no se calienta desde hace 15 años, más aún parece enfriarse, incluso algún año muy bruscamente.

Lo han reconocido sin demasiada fanfarria. No es difícil imaginar el motivo. Según el Dr Nicola Scafetta, de la Universidad de Carolina del Norte, de EEUU, si fuese válido el modelo climático del Met Office, apoyado en el "efecto invernadero", debería haber habido "un sostenido calentamiento desde 2000 hasta hoy" y, añade, "si las temperaturas continúan manteniéndose planas o comienzan a enfriar de nuevo, la divergencia entre los modelos y los datos registrados llegará eventualmente a ser tan grande que la comunidad científica completa cuestionará las teorías actuales [del Met]". En cuanto al CRU, se ha visto implicado en los últimos años en dos sucesivas oleadas de escándalos, "climagate" 1 y 2, al filtrarse escandalosos correos electrónicos entre sus miembros, así como datos y programas manipulados: reconociendo en privado que las temperaturas no aumentaban pero en público afirmando lo contrario, manipulando datos para "respaldar" sus modelos, falsas simulaciones informáticas programadas simplemente para presentar lo deseado de antemano por su autor, destrucción de datos y correos, presiones a la revistas científicas para censurar a quienes descalificaban sus modelos, y hasta correos electrónicos festejando la muerte de un investigador contrario a sus tesis. De todo menos ciencia

En palabras de Benny Peiser, director del Global Warming Policy Foundation, "estamos bien dentro de la segunda década de la pausa [sin calentamiento]. Si no vemos evidencia convincente de calentamiento global hacia 2015, comenzará a estar claro si los modelos son tonterías. Y, si lo son, las implicaciones para algunos científicos podrían ser muy serias." Ciertamente, las filtraciones sobre las manipulaciones del CRU llegaron al Parlamento de Inglaterra, donde un lord se permitió llamarles "cañallas", y podrían incluso incurrir en delito al haber violado la ley de transparencia por ser un centro sostenido con fondos públicos.

Los creyentes del "efecto invernadero" están llegando al punto de no poder defenderlo durante mucho más tiempo pues, según algunos investigadores, se avecina, con gran probabilidad, justo lo contrario: una pequeña edad de hielo.

Año 2008

En 2008, Phil Chapman, geofísico de la NASA, y astronauta, escribía un artículo titulado "Siento arruinar la diversión: comienza una edad de hielo".

Por un lado, en ese artículo, se mostraba alarmado por la caída de temperaturas registrada en 2007, de 0'7ºC, nevadas en Bagdag por primera vez en siglos, o la mayor extensión de hielo ártico registrada desde 1770.

Por otro, su mayor preocupación era el Sol. Concretamente, la siguiente imagen de la izquierda sin manchas solares, comparada con una más normal a la derecha:

Explica, en el artículo, la existencia de fuerte correlación entre las variaciones en el número de manchas solares y el clima terrestre, y cómo los ciclos solares suelen durar unos 11 años, aunque se producen mínimos de gran duración.

El último mínimo de gran duración es el denominado "Mínimo Dalton", que duró unos 70 años, desde 1790. Coincidió con inviernos feroces como el sufrido por el ejército de Napoleón en 1812 en su camino hacia Moscú. Ese mínimo se produjo durante la llamada "Pequeña Edad de Hielo", la cual perduro, aproximadamente, desde el año 1100 hasta 1850.

Números de manchas solares

Advierte, en su artículo, "no hay duda, la siguiente pequeña edad de hielo será mucho peor que la previa" y, por si fuera poco, será mucho más dañina porque "hay mucha más población ahora y nos hemos vuelto dependientes de unas pocas áreas con temperaturas agrícolas... Millones morirán de hambre si no hacemos nada para prepararnos (tal como planear cambios agrícolas para compensar), y millones morirán de enfermedades causadas por el frío" .

Chapman va más allá en su alerta: "hay también otra posibilidad, remota pero más seria".

"Los núcleos de hielo de Groenlandia y de la Antártida, y otras evidencias, nos muestran que durante los últimos varios millones de años, casi siempre severas glaciaciones han afligido a nuestro planeta ".

"La desapacible realidad es que, bajo condiciones normales, la mayor parte de América del Norte y de Europa están bajo 1'5km de hielo. Este amargamente frígido clima se interrumpe ocasionalmente por breves calentamientos interglaciares, durando típicamente menos de 10.000 años"

"El interglacial que hemos disfrutado durante la historia humana registrada, llamado Holeoceno, comenzó hace 11.000 años, por tanto el hielo se está retrasando. Las glaciaciones, sabemos también, pueden ocurrir rápidamente: el descenso de temperatura requerido es de unos 12ºC y puede ocurrir en 20 años".

Siendo eso así, la actual civilización humana se ha desarrollado gracias a la suerte de estos últimos once siglos de calentamiento interglacial. Ojalá tuvieran razón los calentólogos, porque el mayor riesgo existencial humano es el hielo.

¿Qué más nos dice?

"El siguiente descenso hacia una edad de hielo [no pequeña, sino glaciación] es inevitable pero puede no ocurrir en otros 1000 años. Por contra, debe señalarse, el enfriamiento de 2007 fue incluso más rápido del típico en transiciones interglaciales.".

Este geofísico estima un 50% de probabilidades de sufrir un significativo enfrianmiento durante las próximas décadas, y 1 probabilidad entre 500 de presenciar el comienzo de una glaciación.

Termina su artículo dirigiéndose a los creyentes del efecto invernadero con una cita de Oliver Cronwell: "les imploro, por las entrañas de Cristo, consideren posible estar equivocados".

Año 2012

Estamos en 2012, cinco años después. Esto no pinta mejor.

El Támesis helado, en 1684
El pasado 29 de enero, publicaron en Inglaterra los citados datos del Met y del CRU.

A raiz de ello, en la prense inglesa se publicaron artículos como "Olivide el calentamiento global. Debemos preocuparnos del ciclo 25 (y, si la NASA acierta, el Támesis volverá a congelarse)", del MailOnline:

"destacados científicos del clima declararon ayer al The Mail on Sunday que, tras emitir inusuales cantidades de energía durante el siglo XX, el Sol se encamina ahora hacia un "gran mínimo" en su emisión, amenazando con fríos veranos, rudos inviernos y cortas estaciones disponibles para la producción alimenticia".

Ese artículo, por ejemplo, incluye predicciones de la NASA:

"Análisis de expertos de la NASA y de la Universidad de Arizona - derivados de medidas del campo magnético a 120.000 millas [192.000 km] sobre la superficie del Sol - sugieren que el Ciclo 25, cuyo pico se espera en 2022, será en gran medida también débil".

Es decir, esperan incluso débil máximo de emisión energética en el ciclo 25. Y el optimismo no puede ser mucho:

"De acuerdo con el documento publicado la pasada semana por el Met Office, hay un 90% de probabilidades de que tanto el Ciclo 25 como aquellos de la siguientes décadas sean tan o más débiles que el Mínimo Dalton de 1790 a 1830"

"Sin embargo, es también posible que el nuevo declive en actividad solar sea tan profundo como el Mínimo Maunder...".

Pues, según se ve en el gráfico izquierdo, ¡ese mínimo fue muy débil!.

Entre 1645 y 1715, durante el más frío período de la "Pequeña Edad de Hielo", tanto el Támesis como los canales holandeses se congelaban.

El Met Office aún guarda esperanzas de salvar sus modelos invernaderos. Este mínimo, aseguran, no podrá con el efecto invernadero. Además de los argumentos físicos de la inexistencia de ese efecto, es fácil objetarles una profunda contradicción en afirmar su existencia y al mismo tiempo imaginarlo capaz de contrarestar la disminución de emisiones solares cuando serían ellas las emisiones de energía a atrapar, según sus tesis, por el CO2 atmosférico.

A la vista de este último gráfico, en el cual se observa un muy largo mínimo, ya le han respondido.
Henrik Svensmark, director del Centro para la Investigación del Clima Solar, de Instituto Nacional Espacial de Dinamarca, afirma esperar: "temperaturas mundiales mucho más frías que las actuales por 50 o más años. Llevará una larga batalla convencer a ciertos científicos del clima de la importancia del Sol. Puede muy bien ocurrir que el Sol lo vaya a demostrar por sí mismo, sin necesidad de ayuda."
El Met Office, añade Svensmark, se basa en modelos computacionales minados por la actual fase de no calentamiento global. Los niveles de CO2 han continuado aumentando sin interrupción, y en 2007 el Met Office proclamaba que el calentamiento global estaba a punto de "volver a rugir". Proclamaban que de 2009 a 2014 se rompería el máximo de temperaturas de 1998, y por el momento no hay signos de estar ocurriendo.
"El asunto real es si el modelo en sí mismo es preciso", afirma Scafetta, ya mencionado antes, y dice encontrar dificil de entender la confiada predicción del negligible impacto del Sol. Una profesora, Curry, afirma "lo responsable es aceptar el hecho de que los modelos pueden tener severas deficiencias referidas a la influencia del Sol". Y, además, sobre la larga pausa de 15 años sin calentamiento, afirma, muchos científicos "no están sorprendidos".
Según Pal Brekke, del Centro Noruego del Espacio, "la naturaleza está a punto de realizar un experimento interesante. Dentro de diez o 15 años podremos determinar mucho mejor si el calentamiento del último siglo XX fue realmente causado por el CO2 producido por el hombre, o por natural variabilidad ".

Como ya vimos, Benny Peiser dará por terminado ese mismo experimento en 2015. ¿El problema del experimento? Entre los conejos de indias estamos los humanos.

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